8a PUERTA


MENSAJE:

LAS HOJAS SECAS

Escuché el crujir de una hoja seca crepitar bajo tu huella, te delataste, pude reconocer el acecho, tus deseos de acercarte, descubrirme y aniquilarme, soy para ti un estorbo que no te deja ser hombre libre, y que te mantiene vivo con la coraza del hombre temible, ardiendo entre dos fuegos, ambos imperecederos. En ocasiones escuchas al primero, sólo al verdadero, en ocasiones tu propio ego se sujeta a los dictados de ese otro, un mamarracho que dice caminar sin credos, aunque sean los credos quienes deseen que Yo desaparezca de la faz de la tierra.
Continué escuchando el crepitar de las hojas secas caídas que como un manto alfombraban el camino por el que a ti mismo te hacías. No pudiste verme, ni tan sólo sentirme, ni siquiera intuirme, pues tu absurda mente, no alcanzaba mi casa, esa casa que ya no compartimos, pues decidí marcharme, antes que seguir temiéndote, antes que pudieras de nuevo anularme, decidí emanciparme, definitivamente, para siempre.
Escuché el crepitar de las hojas y de repente, tus gritos ante las tropas, aquellas que traían consigo el tesón de la victoria, mientras arrastraban encadenados al espíritu de la derrota. Esa es tu vida, ese es tu juego, un mundo en el que siempre unos ganan y otros pierden. No cuentes más conmigo, yo he encontrado mi casa, un lugar verdadero, lleno de amor, y vacío de armas. Si tu camino algún día te lleva, cerca de nuestra Cordillera, no dudes en venir a vernos, te daremos todo lo que tenemos, sólo para que por ti mismo compruebes el abismo entre el falso espíritu y el verdadero.
Escuché el crepitar de las hojas, pero esta vez no fueron tus huellas, fue tu cuerpo al completo, quien se derrumbó a peso, yaciendo muerto en ese suelo. Me acerqué a tu aliento, nada, no quedaba resquicio de vida ni sustento, unas preciosas hadas que me vieron, se acercaron a darme consuelo.
- Eres libre – me dijeron – somos libres – rieron.
- Y nosotros – se escuchó a una voz multicolor.
Tras la muerte del combatiente, el eterno Bosque se silenció de pasos angustiosos que mermaban la voz, de todas aquellas vidas, que son tan arcanas y divinas, como quiso Dios.

Escuché el crepitar de las hojas bajo los pies de cientos de miles de formas elementales. Gritaban unidos, ante la noticia de que sus casas están hoy visibles para quienes amen la verdad primera del espíritu que hoy impera.

Temple Inanna

ESENCIAS DE MU

Ilustración de Oksana Petrushchak ESENCIAS DE LOS ELEMENTOS -----------------------------------------------------------------...